sábado, 19 de noviembre de 2016

Efemérides. 20 de noviembre de 1752. Nacimiento de Thomas Chatterton, el falsificador de Bristol.

El 20 de noviembre de 1752, tal y como reza el título, nacía en Bristol, Inglaterra, don Thomas Chatterton, quien logró cierta fama y reconocimiento público, allá por el siglo XVIII como falsificador, primero, y como poeta y escritor más luego, logrando el reconocimiento de ilustres hombres de letras como Samuel Taylor Coleridge, Percy Bysshe Shelley y el genial irlandés Oscar Wilde.

Para recordarlo y conocer más sobre su vida, les traemos un artículo publicado originalmente en el blog personal de nuestro redactor en jefe (pueden revisarlo siguiente ESTE link). 

El texto, con alguna pequeña modificación, se basa en un audio radial del programa La Venganza Será Terrible (pueden escuchar el audio original siguiente ESTE enlace).
  (El protagonista de la SirHistoria de hoy)

“... Thomas Chatterton nació, naturalmente, en Bristol el 20 de noviembre de 1752. Su padre, que murió cuando el protagonista de esta charla era apenas un niño, también se llamaba Thomas y era conocido en el pueblo por sus proezas sexuales. Organizaba orgías extraordinariamente numerosas. También era reconocido por su talento poético y fama de buen músico. Trabajaba por la mañana, como la tradición familiar lo indicaba, de sepulturero en la iglesia de Redcliffe. En las tardes oficiaba de maestro en la escuela, que se ubicaba frente a la iglesia. Era, además, un lector pasional y una de sus hobbies predilectos era la numismática.
El abuelo de Thomas, de nombre John, estuvo presente en 1727 cuando hicieron una limpieza general en la iglesia de Redcliffe. Allí encontraron una enorme cantidad de documentos antiguos, y sin saber que hacer con ellos, el párroco del momento se los regaló a John Chatterton. Cuando mucho tiempo después, Thomas se encontró con aquellos papeles y quedó fascinado.

El chico se crió solo, debido a la muerte de su padre, como hemos dicho, y a que su madre lo abandonó poco tiempo después. Lo mantenía el cura de la iglesia, Samuel Iron. Pasaba sus días entre la iglesia y el ático de su casa en donde estaban atesorados los documentos que tanto lo fascinaron.

Como no se llevaba bien con ninguno de los chicos de su edad, se entretenía en solitario examinado los documentos en el altillo donde pasaba buena parte del día encerrado, y también escribiendo poesía. Cada vez que salía del altillo, aparecían en su rostro y manos unas extrañas manchas amarillas sobre las que se negaba a dar explicaciones. Un día la señora Etkins, que era amiga del cura, ingresó en el desván de Thomas, mientras el chico no estaba, y encontró una sartén en la cual había un trozo de ocre, polvo de lija y de carbón, cientos de pergaminos desperdigados por todos lados y la señora creyó que todo aquello se relacionaba con actos de brujería. Quiso salir corriendo para dar aviso al párroco pero no pudo: apareció el joven Thomas y procedió a arrojar a la señora Etkins por la escalera. Desde entonces, la señora no volvió a molestarlo más.

A los doce años, Thomas Chatterton consiguió trabajo en el despacho de un abogado llamado Lambert. Aprovechando las horas de ocio laboral, escribió una enciclopedia comparativa en la que figuraban las palabras modernas con las correspondientes antiguas. Además, se dedicó a dibujar todos los edificios históricos de Bristol. Los elementos que tenía Chatterton en su altillo y que habían asustado a la señora Etkins, le servían para confeccionar obras o textos ingleses supuestamente antiguos. En un principio no pensaba sacar provecho de aquello, o dedicarse a la falsificación, sino que simplemente le gustaban los libros viejos y quería rodearse de ellos aunque se trataran de libros viejos inventados por él mismo.
Entonces escribía enormes textos que luego adjudicaba a autores del pasado y se declaraba poseedor de los manuscritos, de los originales o de algunas ediciones raras.

(Estatua dedicada a Chatterton)
Naturalmente, sacaba mucho material de aquella pila de documentos que su abuelo había recibido de parte del cura de la iglesia.

El primer acontecimiento que le dio cierta fama fue el siguiente: en la ciudad de Bristol se inauguró en el año 1769 un nuevo puente para reemplazar una vieja construcción que databa de 1248. Chatterton, que amaba la arquitectura de la edad media, quedó mortificado y para recordarle a la gente cómo era aquel lugar y el valor que tenía el puente demolido, envió al editor del diario de Bristol una carta, supuestamente añeja, en la que se describía con agregados poéticos, el acta de inauguración de aquel puente. Teóricamente la carta era el acta original y el editor del diario la aceptó como tal. Fue el primer éxito literario de Thomas aunque el envío lo había firmado con un seudónimo.

La publicación despertó en la gente una cierta indignación por la demolición del puente viejo y hasta se produjeron actos de sabotaje para destruir el nuevo.
Después Chatterton creó y atribuyó cientos de poemas a un antiguo escritor inglés llamado Thomas Rowley. Fue a ver a un profesor de literatura de nombre Thomas Phillips, director de un colegio de Colston, y le mostró los manuscritos. Y el profesor se convenció de que aquel manuscrito era original. La fama de Chatterton como descubridor de tesoros literarios comenzaba a acrecentarse (demasiados Thomas para una sola historia!).
Uno de sus seguidores, por decirle de alguna manera, fue un señor llamado George Catcott, que era propietario de una fundición de estaño. Tan admirado estaba el señor Catcott que se contactó con Chatterton y comenzó a pagarle unos buenos dineros para que descubriera más tesoros.
Thomas puso manos a la obra y como agradecimiento a los dineros que le entregaba Catcott decidió hacer aparecer un árbol genealógico en el que se demostraba que su mecenas era descendiente de la nobleza, con su escudo de armas pertinente.
Luego de lo cual, Thomas se abocó febrilmente a la fabricación de nuevos y cada vez más exóticos documentos antiguos.
Hizo aparecer una descripción de Bristol por Turgot, del siglo X, y otro texto, también de Turgot que se llamaba La Batalla de Hastings.
Todo iba viento en popa para Chatterton hasta que decidió publicar sus poesías. Como le sucede a muchos aspirantes, no le prestaron la atención suficiente.
Entonces, se puso en contacto con el escritor Horace Walpole, a quien admiraba muchísimo. Desde 1750, Walpole estaba construyendo en Twickenham una mansión campestre. Mansión que causaba sensación entre todos los ámbitos de la sociedad. Fue una de las primeras construcciones de estilo neo-gótico y allí Walpole guardaba todo tipo de rarezas. El escritor no se contentaba con ser coleccionista únicamente. En 1764 había escrito una novela que se llamó “El castillo de Otranto” en cuyo prólogo declaraba que la novela no era de su autoría sino que la había encontrado en la biblioteca de una antigua familia católica de Inglaterra y que databa del año 1559. Mucho más tarde, Walpole confesó que la novela la había escrito él y que recurrió a esa estratagema porque no confiaba lo suficiente en sus propias dotes literarias para presentarla como su autor.

(Horace Walpole)
Entonces, Chatterton se dirigió a verlo a Walpole, interesado justamente porque el consagrado escritor había tenido que recurrir a ese tipo de trucos para lograr que publicaran sus escritos. En el encuentro, Thomas le mostró sus textos, entre los que se destacaban, además, unos poemas inéditos de John Milton, que en realidad eran de su propia autoría. Walpole los recibió estupefacto e inmediatamente entregó los papeles a unos especialistas Craig y Mason, que eran dos grandes eruditos en literatura inglesa, quienes dieron su veredicto: son falsificaciones. Walpole comunicó a Chatterton el resultado y de paso lo insultó: lo llamó embustero, insolente y muchas cosas más que dejamos en la imaginación del lector.
Desesperado Thomas dejó Bristol y viajó a Londres. Unos meses después (el 24 de agosto de 1770) fue encontrado muerto en una mísera buhardilla tras haber ingerido arsénico. Aún no había cumplido los 18 años. 

(La muerte de Thomas Chatterton, de Henry Wallis)

Su estadía en Londres le había procurado una cadena de decepciones. Sino se hubiese envenenado probablemente hubiera muerto de hambre. Y todos culparon a Horace Walpole por haber maltratado al muchacho, y el escritor debió defenderse de las acusaciones en distintas gacetas londinenses, auque luego todo quedó en el olvido.

(Placa recordatoria: En una casa [ubicada] en este sitio murió Thomas Chatterton 24 de agosto de 1770)

Y esta figura de Chatterton, el pequeño falsificador de Bristol y el poeta en ciernes que no pudo llegar a ser, impresionó a muchos escritores. En realidad, sus falsificaciones funcionaron todas hasta que se le ocurrió por recrear a Milton, lo cual ya era demasiado. Algunos escritores como Percy Bysshe Shelley y Samuel Taylor Colleridge, entre otros, lo consideraron un genio en ciernes. Hasta se escribió una ópera en su honor, llamada Chatterton justamente, cuyo autor es Ruggero Leoncavallo aunque no figura entre su repertorio oficial y casi nunca se representó ...”.

(El autor de la ópera Chatterton)

Si les interesa, siguiendo ESTE link pueden leer la "Canción del Bardo", una de las creaciones de Thomas Chatterton.
ACA un link a una nota en donde se cuentan más y lujosos detalles sobre Chatterton en tanto que falsificador.

Juan Forn publicó (en sus clásicas contratapas de Página 12) un interesante artículo sobre Chatterton. Pueden leerlo haciendo click AQUÍ.

Para cerrar, pueden ver un documental (en inglés, ojo) que emitió la BBC en el 2015 y que cuenta con la participación del guitarrista de Queen, Brian May. Allí comentan tanto su etapa como falsificador, como los poemas de su autoría. Click ACA (duración 29 minutos).


Saludos.
SirThomas.